domingo, 21 de junio de 2009

Capitalismo para Proletarios

Finalmente parece que se impone la falacia y construimos nuestros propios axiomas a base de entelequias para explicarnos por qué el capitalismo es lo mejor para los proletarios. El mejor campo de cultivo: la ignorancia.
Es doloroso escuchar a compañeros de clase la sentencia "si les das dinero (ayudas públicas) a los que tienen (capacidad de crear empleo) les llegará a los que no tienen (más que la fuerza de su trabajo)". Lo asumen sin un atisbo de escepticismo como un dogma fundamental, y lo es, es dogma del neoliberalismo actual. Hartos de ver como se "socializan" las perdidas recordamos cuantas ganancias privadas amasan los grandes bancos, las grandes fortunas, recordamos como crece el paro al mismo tiempo que los beneficios de las corporaciones financieras.
Hoy se puede leer en la prensa cómo vuelven a los puestos de mando de Wall Street los responsables de hundir a sus antiguos bancos. En realidad, hundieron a aquellos ingenuos que apostaron sus ahorros (de su trabajo) en un juego oscuro en el que la única norma es que la banca siempre gana, además la banca pone las normas y las cambia sin previo aviso. De alguna forma consiguieron y consiguen que la gente trabajadora siga creyendo en el sueño americano y les entregue sin más los ahorros de su vida para que estos tiburones especulen con ellos. Mientras estos John Thain, Charles Prince, Stan O'Neal, Mark Walsh, Alan Schwartz, Dick Fuld, etc... llevaron a la quiebra a sus empresas financieras se llevaron grandísimas indemnizaciones por salir del "barco que se hundía". Ahora vuelven a tomar el control y volverán a alimentarse de la ignorancia del proletariado aburguesado.
Durante siglos la clase trabajadora y sus organizaciones (sindicatos) han luchado por mejorar sus condiciones de vida y ahora hay que escuchar "si les das dinero a los que tienen les llegará a los que no tienen". Mucha gente ha pagado incluso con su vida las mejoras para la clase trabajadora. Ahora con leyes tan rimbombantes como la de conciliación de la vida laboral y familiar nos olvidamos que llegar a una jornada de 40 horas semanales no se ha conseguido gracias a ninguna propuesta altruista de la patronal. Aquí, donde apenas existe el trabajo infantil, olvidamos que hay países donde los niños son los únicos que llevan un sueldo a casa.
Se ha ido implantando durante años de terrorismo ideológico la idea de que la izquierda anticapitalista pretende quitar las riquezas de las empresas para entregarselas a los trabajadores como si fueramos unos Robin Hood utópicos y que lo único que se iba a conseguir es que los ricos se enfadasen y no nos dieran trabajo. El cuarto poder no descansa y está bajo el mando del Gran Capital.
Pues bien, olvídalo. No te creas nada. Participa y aprende. Usa la poca democracia que nos queda antes de que se acabe.
Los trabajadores que trabajamos en una empresa productiva nos identificamos con nuestra empresa y nos sentimos orgullosos de producir para la sociedad. Pero queremos sotenibilidad porque dependemos de nuestro trabajo para vivir. Dependemos de ese trabajo los que tenemos buenas condiciones de trabajo y los que las tienen peores, los funcionarios y los empleados temporales, los técnicos y el personal obrero, los administrativos y los talleres.
Necesitamos que nuestra empresa o administración perdure para que no nos falte el trabajo.
También muchos empresarios responsables, que han contribuído a crear una empresa, quieren que perdure porque es el fruto de su esfuerzo y creatividad. No les mueve la avaricia desmedida sino el afán de superación, de producir un bien o servicio que sea aceptado por la sociedad, del reconocimiento que esto conlleva. Les enorgullece ver como sus empleados se identifican con su proyecto y creen en él.
Pero en un mundo real la única forma de que esto subsista se llama diálogo social y si renunciamos a él y depositamos la responsabilidad en una sola parte llegarán los tiburones del mar del capitalismo y devorarán a unos y a otros. Atentos porque ya vuelven a Wall Street.

Primeros obstáculos a la reforma financiera de Obama
Michel Chossudovsky, Universidad de Ottawa, Canadá
Detenido en Estados Unidos otro financiero acusado de un fraude masivo
Al menos 750 académicos y profesionales firman un texto en favor del trabajo

lunes, 1 de junio de 2009

Libre vs Gratis

Algunos no tienen claro (o sí) que no es lo mismo entrada libre que entrada gratuita, y eso que en castellano usamos palabras diferentes imagínate si llegamos a estar en una zona de habla inglesa.

Para empezar aclaremos que montar una fiesta, por ejemplo, no es gratis porque todo lo que se incluya en la misma tiene un coste; hasta una cena de sobaquillo (sopar de pa i porta). A partir de aquí hay que ver quien asume el coste: si tenemos claro que en una cena de sobaquillo cada uno se paga lo que se lleva para cenar, cuando se trata de atracciones no creo que sea difícil de comprender que pagando todos un poco podemos conseguir algo mejor ¿no?. Y que más da si unos pagaron una cuota a principio de curso y otros pagan una "entrada", el caso es que en los dos casos la finalidad es sufragar estas actividades.

Ahora, olvidémonos de intentar calificar como gratis algo que no es gratis.

Qué quiere decir entonces entrada libre o restringida. Pues que libremente cualquiera que contribuya a sufragar la fiesta puede entrar a la misma. Cuantas más limitaciones se impongan a las personas que pueden participar menos libre será la entrada, desde una fiesta que hago en mi casa para un par de amigos hasta una fiesta en el parque organizada por mi asociación de vecinos cambia el grado de libertad.

Ni gratis, ni libre: pagamos entre todos y se limita al mismo ámbito que la entidad organizadora.

Actividades de CC.OO. PV

Rutas desde Almazora